Cantar de Myo Çid
Hoy:

Perfectos simples

Cabe destacar algunos aspectos relevantes de la evolución del pretérito perfecto de indicativo.

En latín, el pretérito perfecto simple tenía dos significados:

  1. indicar acciones que se dan en un período de tiempo que llega hasta el presente
  2. señalar acciones ocurridas en un tiempo puntual del pasado que ha terminado antes del momento presente

El primero corresponde al pretérito perfecto simple o indefinido de la lengua actual y desciende directamente del pretérito latino.

El segundo es nuestro perfecto compuesto: formación de origen romance que se construye de manera analítica mediante un auxiliar (ser o haber en castellano medieval y actualmente sólo haber) y el participio pasado del verbo que indica la acción. 

Dentro del paradigma verbal de los perfectos simples es importante distinguir entre los pretéritos débiles y los pretéritos fuertes del latín.

La mayoría de los verbos de la primera y cuarta conjugaciones latinas presentaban perfectos débiles, es decir, presentaban el acento en la desinencia y no en la raíz. Los pretéritos débiles contaban con un morfema aspectual –(A)VI-/-(I)VI- que propiciará la génesis de las terminaciones de la primera y la tercera personas del singular -é/-í ~ -o. La primera persona del singular de los pretéritos débiles evolucionará en (primera conjugación) o en (tercera conjugación romance = cuarta latina) por la pérdida del morfema aspectual -V- (así, -AI > / -II > í). La tercera persona del singular terminará en –o por la evolución de –AVT/-IVT, tras la síncopa de la -I- final (así, -awt > -ot / -iwt > -jut > -jot).

Por su parte, los pretéritos fuertes son aquellos cuya raíz está acentuada y que engloban la mayoría de verbos de la segunda y tercera conjugaciones latinas que no contaban con el morfema aspectual –VI- (HABUI/HABUIT, DEDI/DEDIT, DIXI/DIXIT, FUGI/FUGIT). 

En ellos, tanto la terminación de la primera persona del singular como la de la tercera persona del singular hubieran dado como resultado -e, lo cual hubiera supuesto cierta ambigüedad por el sincretismo o falta de distinción entre ambas terminaciones. Por ello, en los pretéritos fuertes se sustituyó, por analogía, la terminación de la tercera persona del singular por la terminación de la tercera persona singular de los pretéritos débiles (-o).

El fragmento del Cantar de myo Çid presenta un buen número de ejemplos:

  • cante (<CANTAVI), del verbo latino de la primera conjugación CANTARE
  • ffue (<FUIT), verbo irregular del latín ESSE, que es uno de los cuatro perfectos fuertes que ha pasado al español (podemos observar que es una tercera persona del singular pero no termina en –o, sino que conserva la –e propia de su evolución)
  • ovo (<HABUIT), 3a persona singular del pretérito fuerte de HABERE que se mantiene como rizotónico y adopta la terminación -o de los pretéritos débiles por analogía
  • dixo (< DIXIT), tercera persona singular del pretérito fuerte de DICERE que adapta su desinencia por analogía con los pretéritos débiles
  • mando (< MANDAVIT), perteneciente a la primera conjugación latina MANDARE, cuyas terminaciones evolucionaron como se ha explicado anteriormente
  • çinxo (< CINXIT), del verbo latino CINGERE que por analogía adoptó la terminación de los pretéritos débiles
  • vio (< VIDIT), del verbo latino VIDERE, que en un principio acentuaba la vocal del radical vío, pero rápidamente dio paso a vió por el influjo de los perfectos débiles
  • viestes (< VIDISTI), del verbo latino VIDERE; en este caso, cabe destacar la -s final de la terminación, que surge de la analogía con la segunda persona del plural VIDISTIS (nótese que hoy en día en la lengua coloquial todavía decimos vistes, vinistes, etc.)
  • passaron (< PASSAVERUNT), ejemplifica la pérdida del morfema aspectual -V(E)- en los pretéritos débiles y el paso de la terminación -RUNT a -ron.
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