|
|
Imperfecto de indicativo En latín una de las marcas del imperfecto de indicativo era la –b- que se añadía a final de raíz y antepuesta a la desinencia (que es la misma que se usaba para el presente). Esta –b- se perdió en todas las conjugaciones a excepción de la primera, puesto que sin esa marca no podía diferenciarse de las formas de presente. Al perderse la –b- desinencial, debido a la tendencia antihiática propia del latín vulgar, cuando la –e- y la –i- de las raíces de los verbos de la segunda, tercera y cuarta declinaciones entraron en contacto con la –a de la desinencia, las vocales radicales se cerraron en yod formando así un diptongo. En el texto aparecen, entre otros ejemplos: queria, tercera persona del singular evolucionada de QUAERERE, verbo de la tercera conjugación que, por consiguiente, elimina la –b- de su desinencia y adopta una forma diptongada –ia; dezien, tercera persona plural, del latín DICERE, verbo de la tercera conjugación que se reinterpretó como de la tercera conjugación castellana, que también pierde la –b- desinencial y diptonga en –ie; avie y avia, del latín HABERE, verbo irregular de la segunda conjugación latina que pierde la –b- de su desinencia y vacila entre el uso de –e y –a en su diptongación; era, del latín ESSE, verbo irregular que no presenta diptongación y que compitió con el imperfecto del verbo SEDERE; fazie, tercera persona del singular que presenta una –e final muestra de la vacilación entre –e y –a como desinencias de tercera persona, del latín FACERE, verbo de la tercera conjugación que se reinterpretó como de la segunda española y que presenta diptongación por haber perdido la –b- de la desinencia latina; y salie, de SALIRE, tercera persona del singular que también refleja la vacilación –e/-a para las terceras persona en castellano medieval y que por ser de la tercera declinación española (de la antigua cuarta latina) pierde la –b- desinencial y diptonga en –ie o –ia.
|
Última actualización: 21/10/2008 |