Futuro

          El futuro latino se extinguió en el habla debido a su confusión con el presente de subjuntivo y el presente de indicativo, y por la irregularidad del morfema de futuro, que en la primera y segunda conjugaciones presentaba la consonante –b- y en la tercera y cuarta carecía de dicha consonante.

          En su lugar, el latín vulgar adoptó estructuras que ya existían y cuyo significado estaba relacionado con el futuro. De estas combinaciones la que tuvo más éxito fue la perífrasis compuesta del auxiliar HABERE en presente de indicativo seguido del verbo en la forma infinitiva. Esta perífrasis permitía el cambio de orden, y a partir de la postposición del auxiliar apareció el futuro medieval. Sin embargo, en castellano medieval coexistieron dos clases de perífrasis: la que se evoluciona a partir del cambio de orden (que es el futuro actual), y la que mantiene el auxiliar delante del verbo pero en sus formas contractas (de cuya construcción se derivan las perífrasis obligatorias).

          De este modo pasamos de un futuro sintético del latín clásico a un tipo de futuro analítico que posteriormente sufrirá la evolución fonético-fonológica y será sintético otra vez.

          Entre los ejemplos del texto, cabe citar: oyredes, del latín AUDIRE, que toma su forma a partir de la perífrasis verbal AUDIRE HABETIS, segunda persona del plural que aún mantiene la –d-. Se trata de una forma paroxítona que, al perder la –d- dio lugar a un hiato que pronto quedó reducido a una pronunciación monosilábica por la tendencia antihiática.

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Última actualización: 21/10/2008