Sos.

s.v., SÍ pron., del lat- SIBI, dativo del pronombre reflexivo de tercera persona […]. Por lo que hace al posesivo correspondiente, lat. SUUS, es latín vulgar usurpó las funciones del posesivo no reflexivo EJUS, perdido en romance. También aquí se fue introduciendo, por vía fonética, una distinción de forma entre el posesivo tónico y el inacentuado, aunque ambos procedentes de SUUS. Bajo el acento dio primero suo […], femenino sua […], más tarde suyo, suya, que ya son las formas propias del Cid […]. En posición átona, formas masculinas contractas como SUM PATREM parecen encontrarse ya en el S. V […], de donde el cast. ant. so , plural sos [glosas de Silos, Cid, etc.]. [Corominas y Pascual, DCECH, vol. V, p. 236].