Si nos fijamos en las palabras listadas en el primer punto (1) del ejercicio, observamos que la consonante que cambia es la -T-. Vemos que la -T- en posición intervocálica pasa a -d- ya en la época del Cid . Estas consonantes comparten el mismo punto de articulación: son dentales. La diferencia fonético-fonológica más relevante entre /t/ y /d/ se halla en el hecho de que /t/ es una oclusiva sorda y, en cambio, /-d-/ es una oclusiva sonora Así pues:

yes  la consonante oclusiva sorda intervocálica etimológica (-T-) sonoriza y pasa a /-d-/ en castellano medieval (la época de nuestro texto): -ATIS > -ades (ayades, veades, seades, vayades, biuades, partades, mandades y estades).

A partir de los comentarios del segundo punto (2), observamos que -d- puede desaparecer en las terminaciones (sobre todo cuando va precedida de vocal tónica). Por otra parte, constatamos que el paso de cantáo a cantáu es un proceso de diptongación (o tendencia antihiática: a evitar los hiatos) que parece que es productivo en el español desde los orígenes y lo sigue siendo (pasiar y pión son voces frecuentes del habla popular que presentan diptonganción de las vocales en hiato). Así pues, si establecemos una analogía con las terminaciones que estamos comentando, podemos concluir que:

yes  /-d-/ desaparece. Este proceso ha sido documentado de manera generalizada a partir del siglo XV.

yes las dos vocales en hiato resultantes forman un diptongo [aj] que se atestigua regularmente en los textos del siglo XVI.  

yes Todo ello nos lleva a la forma actual -áis  ( hayáis , veáis, seáis, vayáis, viváis, partáis, mandáis y estáis).

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